dilluns, 11 de març del 2013

El gran diccionario de las dolencias y enfermedades

Cada vez que investigo el origen de mis alergias, existen algunas publicaciones científicas que relacionan la exposición a contaminantes con la aparición de alergias.

Por un lado tengo esas explicaciones que puede que expliquen parte de las reacciones de mi cuerpo ante alimentos, animales, tejidos o bacterias que para otras personas son inocuas.

Lo que me sigue 'mosqueando' es la aparición y desaparición intermitente de esas reacciones, así que sigo indagando y preguntando y he aquí otras explicaciones de las alergias en general vinculadas con el terreno emocional extraídas del "Gran Diccionario de las dolencias y enfermedades" de Jacques Martel:

ALERGIAS (en general): La alergia es el estado de un sujeto que, por contacto anterior con un antígeno apropiado, ha adquirido la propiedad de reaccionar cuando se da una segunda agresión por el mismo antígeno, de un modo diferente, frecuentemente más violento e incontrolable. Una alergia es una respuesta sobre-activada del sistema inmunitario a un antígeno exterior. La sustancia alérgena no conlleva reacción en la mayoría de la gente pero está identificada para mí como peligrosa por el sistema inmunitario.
 
Esta respuesta, resultado de una causa interior, frecuentemente es el medio por el cual el cuerpo me indica que vivo un estado de agresividad y de hostilidad con relación a una persona o a una situación cualquiera, en función de la interpretación por lo mental de lo que vivo como tan especial.
 
(...) ¿A qué tengo alergia? ¿Qué es lo que me sobre-activa tanto? ¿Qué es lo que causa realmente la irritación y la fuerte respuesta emocional de mi cuerpo (ganas de sonarme, lagrimeo de los ojos, ganas de llorar)?
 
Son todas las respuestas del sistema emocional, la liberación de emociones suprimidas por una reacción de mi cuerpo. Éste reacciona a algo, una especie de símbolo mental, porque intenta rechazar, ocultar o ignorar lo que le molesta. Rechazo pues una parte mía que me agrede. Es el medio que uso para expresar mis emociones, ¡para echar afuera al malo! Nada puede parar esta reacción de rechazo por el momento, y esto no es racional porque esto forma parte del campo del instinto y del inconsciente. Es como si hubiese algo que esté fuera de contexto aquí, un enemigo que moleste mis barreras de protección. Este enemigo coge poder, mi poder de ser y de hacer, y esto me impresiona. Estoy impresionada por el poder de las otras personas en detrimento del mío. Me siento amenazada por cierto miedo inconsciente que rehuso vivir. Las alergias tienden pues a indicar un profundo nivel de intolerancia, quizás el miedo a tener que participar plenamente a la vida, a liberarme de todas las muletas emotivas que me soportan y que me permitirían vivir la autosuficiencia. Quizás tenga dificultad en discernir, elegir, tomar el lugar que me toca.
 
La característica propia a la persona alérgica es frecuentemente la sensación de no ser bastante correcta.  Quiero atraer y tener la atención, la simpatía y el soporte de los demás. ¿Uso la alergia para tener amor? Es posible. En cualquier caso, una cosa es segura: tengo una alergia porque rehuso una parte de mí- misma y mi lucha inconsciente es grande. Es mi resistencia, mi modo de decir no. Tengo el poder de decidir lo que es conveniente para mí en mi propio universo. Los individuos pueden ser alérgicos a todo tipo de cosas; alimentos, objetos, formas, olores. Todo lo que, de cerca o de lejos, implica los cinco sentidos (particularmente el olfato que es el sentido más poderoso desde el punto de vista de la memoria).
 
Mi mental graba una multitud de sensaciones buenas o malas para mí. Es muy posible que, si soy alérgica a algo, es que mi mental lo ha asociado a cierto recuerdo bueno o malo y que mi instinto lo rechaza en este momento. La alergia aparece frecuentemente después de un acontecimiento en que me he sentido separado de una cosa, de un animal, una persona. Cuando vuelvo a vivir una situación que me recuerda este acontecimiento triste y desgarrador para mí, tendré esta alergia porque, en alguna parte, mi cuerpo (mis sentidos) se acuerdan de todo y todo está grabado en mis células.
 
Si la situación vivida se acompaña de una gran angustia, son los senos que estarán afectados (resfriado del heno, estornudos).
 
Si predomina el miedo, mi alergia se expresará más por la tos (dificultad en respirar) y
 
si es más bien la propia separación que viví difícilmente, las reacciones alérgenas se encontrarán más a nivel de la piel (eczema, urticaria, dermitis, etc.)
 
La alergia a un alimento (por ejemplo: el azúcar, el alcohol en el alcohólico) está vinculada a una experiencia en la cual, estando colocado en una situación en que tuve que decir no a lo que más me gustaba, sigue la frustración y me vuelvo alérgico a ella. Frecuentemente es un miedo a lo nuevo y a la aventura, una falta de confianza frente a la vida. Me siento ahora obligado a privarme de este tipo de alegría, pensando que la vida es algo ordinario, sin reto.
 
¿Qué es lo que quiero evitar afrontar? ¿Qué es lo que me hace reaccionar tanto? ¿Qué es lo que espanta tanto interiormente? ¿Existe algo de lo cual desconfío al punto de mantenerlo apartado de mí?
 
(...) Así, en la base de la alergia, siempre hay una emoción de irritabilidad o de frustración asociada a un producto o a una situación por lo que representa para recordarme este malestar que debo integrar o conscienciar. Empezando a aceptar a nivel de corazón mi vida y mis miedos, el proceso de integración se activará y las alergias que complican mi existencia volverán al universo. Necesito paz interior y sobre todo amor. Me mantengo abierta y todo irá para lo mejor.